KAJU BARFI (DULCE DE ANACARDOS)


Aprendí la primera lección de mi vida, que nadie puede mirar al mundo con los ojos todo el tiempo abiertos.

"Los hijos de la media noche" Salman Rushdie


Reto del mes de agosto de mis amig@s bloguer@s de Gran Canaria, #dale1vueltaa, esta vez a propuesta de la más viajera del grupo, Déborah de Mi toque en la cocina. Nos propone que hagamos una receta de otros lugares del mundo. Ella, junto con su inseparable Javi, son viajeros muy activos que recorren el mundo a menudo y nos regalan las imágenes en su blog Siempre juntos por el mundo. 

Pues yo esta vez he elegido la India. Nunca he viajado a ese imán tan potente para millones de Occidentales que buscan en ese país la paz, los colores y sabores, la diferencia, el caos, la solidaridad, etc. Aquí en nuestra Isla hemos recibido a parte de sus habitantes. La admirada Comunidad hindú comparte con nosotros años de historia común, y son compañeros ideales de convivencia de los que tanto aprendemos. 

Así que mi reto trata de un dulce típico de sus celebraciones. El kaju Barfi o Kaju katli o dulce de anacardos. Se parece algo a nuestro mazapán pero con anacardos en vez de almendras. 

¿Adonde habrán ido los demás? Puedes ver el resto de las propuestas aquí:


Ingredientes:
2 tazas de anacardos crudos
1/2 taza de azúcar
1/2 taza de agua
una pizca de colorante verde (es opcional)
2 cucharaditas de Ghee
1/2 cucharadita de cardamomo en polvo
Una pizca de azúcar glass para espolvorear (opcional)

Preparación: 

- Moler los anacardos hasta obtener un polvo lo más fino posible. Vigilando que no se convierta en una pasta. 

- En una sartén poner el agua y el azúcar y hacer un almíbar algo denso. Bajar el fuego al mínimo. Añadir el polvo de anacardo y con ayuda de una cuchara de palo empezar a remover la mezcla. Cuando esté disuelto añadir el anacardo y el Ghee y seguir removiendo constantemente hasta conseguir una consistencia espesa. Una masa que se despegue bien de la sartén y no se pegue a las manos. Se tarda un buen rato.

- Apagamos el fuego y seguimos removiendo la masa para enfriarla. Formamos una bola con las manos y la ponemos entre dos papeles de horno. Estiramos con un rodillo dejando la plancha de un grosor de 2 o 3 cm. La llevamos a la nevera por un par de horas para que sea más fácil cortar. 

- Cuando esté bien fría cortamos la masa en rombos y colocamos formando un diamante. Adornamos como más nos guste. En este caso con pétalos de rosa secos y pistachos. 

La presentación tradicional se realiza cubriendo de manera irregular y parcialmente los rombos con papel de plata comestible, pero no pude conseguirlo aquí así que intenté la decoración con polvo de plata comestible y no es lo mismo. Así que desistí, pueden ver el resultado en la siguiente imagen. 


Es delicioso, adictivo y muy nutritivo. 




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Esther

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